Noticias

Crueldad hacia los animales que son destinados a sacrificios religiosos

Los humanos desde tiempos antiguos hemos sacrificado a los dioses o al que llamamos dios, animales, niños, esclavos, prisioneros y  mujeres. En la actualidad, quedan muy pocas religiones o seudo religiones que admitan estos tipos de sacrificios. Por lo general son religiones, a quienes Mircia Eliade, clasifica en sus estudios sobre religiones, como primitivas, o sea  que contienen en sus cultos un panteón de santos bastante numeroso y siempre relacionados con hechos de la naturaleza.

Una de estas creencias, ya que no pueden ser incluidas en el sector de una religión, es la santería la cual ha tenido un gran auge en nuestro país desde hace pocos años. Vemos por lo general a muchas personas vestidas totalmente de blanco, y se trata de que están en su iniciación en esa religión. Este culto   es proveniente de  un sincretismo aflorado en nuestro país desde la época de la colonia, entre la religión yoruba y la católica, tal como lo trata el escritor Migene González Wippler en su obra “Santería , magia africana en Latinoamérica” , luego  posteriormente se  incluyeron  los rituales indígenas.

De este sincretismo religioso, se ha derivado un hecho muy doloroso para  el animal que vive con nosotros los humanos. Uno de los ritos más importantes de esta religión es el sacrificio de animales. No voy a tratar como es el procedimiento del uso místico del animal, sino quisiera dar a conocer el enorme sufrimiento que padecen aquellos animales que sin quererlo son destinados a ser sacrificados en los rituales santeros.

Por lo general son utilizados, gallinas, pollos, gallos, cabritos, gatos negros y otros animales  más que sean «pedidos»  por los Babalaos, de acuerdo al ritual a celebrar y a los resultados del mismo.  Babalao es el sacerdote de un grupo de santería. Hay comercios especializados en la venta de estos animales destinados los sacrificios de santería. Por lo general están ubicados en sótanos,  galpones o casas viejas, húmedas, oscuras, sin agua corriente, así como ningún tipo de aseo. Allí acumulan a los pobres animales, durante largos periodos de tiempo, sin prever su alimentación, el dotarles de agua de beber, ni de otra necesidad que tengan estos pobres seres vivos.

Las gallinas, pollos y gallos, esperan  su sacrificio acostados en el suelo húmedo  con las patas atadas  o  dentro de una jaula,  sedientos y hambrientos. Los otros animales, cabritos pequeños, gatos, animales de la fauna silvestre, infrigiendo la Ley de Fauna Silvestre, como guacamayas, picures, osos hormigueros, váquiros, zamuros, tortuga y culebras y todos los demás esperan en iguales condiciones. Y por lo general se devoran los unos a los otros, debido al hambre. Son  llevados al culto de la santería amontonados dentro de  bolsas de yute,  siendo posteriormente  degollados vivos para utilizar su sangre en rituales. Estos hechos tan dolorosos para el animal, crean en ellos terror previo a su muerte y al observar  la muerte dolorosa de sus otros compañeros animales y en su propia muerte emiten por lo general  aullidos muy fuertes.

Ahora bien,  por cuanto las ceremonias de santería se celebran en apartamentos  de edificios densamente poblados,ya que la santería no tiene templos,  los gritos de terror de los animales son escuchados por todos los vecinos, creando  en ellos dolor, pesar y  sentimientos de frustración al ver que no pueden hacer nada para solucionar el problema. Los niños son los más castigados por estos hechos pues causan en ellos efectos muy negativos e incomprensibles.

Aproa recibe muy a menudo las denuncias de personas, acerca de los los problemas causados por los rituales que ciertos vecinos efectúan; ya que confiesan que les temen por cuanto creen que  les pueden hacer mucho daño si obstaculizan sus rituales. Una de las denuncias más frecuentes es  aquella descrita,  que encuentran animales con sus patas quebradas, atados y muertos después de una agonía dolorosa, hecho justificado por cuanto el dolor que sufra el animal, será la solución de un problema personal de una persona.

Otro problema que se presenta es que antes del culto, como se encuentran atados en sitios poco sanitarios, los olores de ellos irrumpen en las viviendas vecinas.  Otro peor es que   después del culto, los restos de estos pobres animales son echados a la calle, así podemos ver en ciertos sitios cabezas y cuerpos de  animales muertos, creando unos desechos nada gratos y graves problemas sanitarios a los vecinos del sector y a las autoridades municipales encargadas de la recolección de la basura .

Luisa Lores Contasti

Junta Directiva de Aproa

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *