Fósiles de perezosos extintos fueron hallados en Venezuela
Por Vanessa Ortiz Piñango
Hace 11 millones de años aproximadamente, cuando el actual desierto de Urumaco, en el estado Falcón, era una zona pantanosa con intrusiones de agua marina, vivieron dos perezosos inadvertidos por la ciencia y cuyo descubrimiento ayudará a descifrar el posible origen de estos mamíferos más allá de Sudamérica, de donde son endémicos.
Los especímenes fueron identificados como dos nuevos géneros y especies: Urumacocnus urbanii, encontrado al noreste del pueblo de Urumaco; y Pattersonocnus diazgameroi, ubicado al este del cerro El Chiguaje.
El rasgo más novedoso de ambos animales extintos, pertenecientes a la familia Megalonychidae y habitantes de la Tierra durante el Mioceno Tardío, es su vínculo ancestral con parientes encontrados fuera de sus límites, como es el caso de los perezosos de Norteamérica y las Antillas.
“El punto álgido para la paleogeografía y el entendimiento de la evolución de este grupo en las Américas, es que con este hallazgo estamos cerca del ancestro común que iba a dar origen a los perezosos de las Antillas y los perezosos de Norteamérica”, aseguró Ascanio Rincón, investigador del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic).
Según los resultados del estudio, publicado recientemente en la Journal of Systematic Palaeontology, U. urbanii representa el linaje continental del cual evolucionaron los megaloníquidos de las Antillas; restos fósiles de Cuba, República Dominicana, Haití, Aruba y Curazao así lo demuestran.
En cambio, P. diazgameroi muestra mayor filiación morfológica con las perezas gigantes que colonizaron Centroamérica y América del Norte.
¿Cómo llegaron hasta esos parajes distantes y separados por el mar? Los perezosos, y en general todos los miembros del superorden Xenarthra (que agrupa a gliptodontes, pampatéridos, armadillos y osos hormigueros), son nativos de América del Sur, pero lograron expandir sus dominios fuera del continente.
Panamá y GAARlandia son claves
De acuerdo con la investigación, durante el Neógeno (entre 23 y 5 millones de años atrás), los perezosos como P. diazgameroi se dispersaron hacia Norteamérica justo antes de la formación definitiva de la plataforma terrestre que conecta a América del Sur y América del Norte (istmo de Panamá) y previo a la pérdida de la vía marítima entre los océanos Pacífico y Atlántico.
Los perezosos probablemente se vieron obligados a nadar cortas distancias entre las islas que se estaban creando en el estrecho de Panamá, “hasta que finalmente el corredor fue un puente de tierra emergida”, explicó Rincón, autor principal del proyecto.
La historia de cómo U. urbanii llegó a las Antillas es más intrigante. Se cree que hace 45 millones de años, las Antillas Mayores y el noroeste de América del Sur estuvieron brevemente comunicadas por una estructura de tierra, denominada GAARlandia (Greater Antilles + Aves Ridge), desaparecida hace 32 millones de años.
En aquel entonces, la placa tectónica del Caribe ejercía presión sobre la placa del Atlántico, formando esa “dorsal” oceánica tan grande que sobresalía hasta la superficie del mar, originando las Antillas Menores.
“Además, había una crisis de salinidad, por lo que había menos agua en el océano. La primera glaciación planetaria estaba ocurriendo en el paisaje global y el nivel del mar descendió, permitiendo que los puentes de tierra fueran más efectivos para el paso de los perezosos”, informó el paleontólogo del Ivic.
Los restos fósiles usados para este trabajo, recuperados de la Formación Urumaco del estado Falcón, reposan en el Museo de Ciencias Naturales de Caracas, custodio de una de las colecciones de fósiles de Urumaco más grande del país.
Sin embargo, son de vieja data, pues fueron descubiertos en 1972 durante una expedición organizada por el Museo de Zoología Comparativa de la Universidad de Harvard, de los Estados Unidos de América.
Hasta la fecha, se han reportado cinco perezosos en Urumaco: Urumaquia robusta, Urumacotherium garciai, Mirandabradys urumaquensis, Bolivartherium urumaquensis y Eionaletherium tanycnemius.
“Este hallazgo le da mucha más importancia como centro de origen de especies al norte de América del Sur, especialmente a Venezuela y a la región de Urumaco”, aseguró Rincón.
Ambos animales eran de talla mediana. U. urbanii pesó 126 kilogramos (convirtiéndose en el perezoso más pequeño localizado en Urumaco) y P. diazgameroi tenía una masa corporal de 185 kilogramos.
Urumacocnus urbanii debe su nombre al geólogo venezolano Franco Urbani, miembro de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales; así como a la región donde fue hallado.
Pattersonocnus diazgameroi fue nombrado para honrar a Bryan Patterson, líder de la exploración hecha por la Universidad de Harvard en 1972; y en homenaje a María Lourdes Díaz de Gamero, por sus contribuciones al entendimiento de la geología y paleontología de Urumaco.
En este estudio también participaron Andrés Solórzano (Ivic), Gregory McDonald (Oficina de Administración de Tierras de Utah, Estados Unidos) y Marisol Montellano-Ballesteros (Universidad Nacional Autónoma de México).