XII Mundial de Coleo: La tortura no es arte ni cultura
El XII Mundial de Coleo, que se llevó a cabo a finales de junio 2024 en las instalaciones de la Manga De Coleo La Monumental Layret Flores, en el estado Guárico, Venezuela, ha generado controversia debido a su naturaleza cruel. Veamos algunos puntos críticos:
- Bienestar animal: El coleo implica perseguir y derribar toros, lo que puede causar lesiones y estrés innecesario a los animales. Aunque se argumenta que los toros no sufren daños graves, es fundamental evaluar si esta actividad es ética y necesaria en la actualidad.
- Puntuación y riesgo: Las zonas de puntuación en el coleo pueden incentivar maniobras arriesgadas para obtener más puntos. Esto podría aumentar el riesgo tanto para los coleadores como para los toros. ¿Debemos seguir promoviendo una competencia basada en la destreza para derribar animales?
- Cultural vs. Cruel: Si bien el coleo es parte de la tradición cultural en algunas regiones, debemos cuestionar si esa tradición debe perpetuarse sin considerar los avances en la comprensión del bienestar animal y la ética deportiva.
A grandes rasgos, esta práctica consiste en agarrar a un toro por su cola, dejando en evidencia un claro caso de maltrato animal. En algunas oportunidades, esta actividad incluye golpes y descargas eléctricas en contra de los toros.
“A diferencia del rodeo, el coleo sí genera un traumatismo para el novillo. Hay un grado de riesgo de lesiones, entre las cuales podría incluso haber una fractura, porque implica una caída que el animal no espera”, explicó Lisandro Muñoz, académico veterinario de la Universidad de Concepción, Chile.
A lo que el experto agregó: “Evidentemente, incluye un maltrato“.
El XII Mundial de Coleo es un evento que merece una reflexión profunda. ¿Es hora de replantear esta competencia y buscar alternativas que no pongan en riesgo la integridad de los toros y promuevan valores más compasivos? La sociedad debe debatir estos temas y encontrar un equilibrio entre la preservación de la cultura y el respeto hacia los seres vivos. Por ello, Venezuela debe avanzar hacia una legislación que realmente considere a los animales como seres sintientes, de manera que garantice su trato digno.