¿La Cotorra Margariteña se salva? Población pasa de 700 a 2100 ejemplares en Venezuela
En un mundo donde las noticias sobre la naturaleza suelen estar teñidas de pérdida, la historia de la Cotorra Margariteña (Amazona barbadensis) emerge como un faro de esperanza. Hace poco más de 30 años, el vibrante plumaje verde y amarillo de esta ave única era cada vez más raro en los cielos de la Isla de Margarita, Venezuela. Con una población estimada en apenas 700 ejemplares, la especie se encontraba en un precipicio, catalogada oficialmente como «En Peligro» de extinción. Hoy, gracias al incansable trabajo de Provita, su población supera los 2.100 individuos, un logro monumental que ha permitido reclasificarla como «Casi Amenazada».
¿Por qué es tan importante la Cotorra Margariteña?
Para entender la magnitud de este triunfo, es crucial ir más allá de los números. La Cotorra Margariteña no es solo un ave bonita; es una especie clave en el frágil ecosistema insular.
- Ingeniera del Ecosistema: Como especie frugívora, se alimenta de una gran variedad de frutos. Al hacerlo, actúa como un jardinero volador, dispersando semillas a lo largo de su territorio. Este proceso, conocido como dispersión de semillas, es vital para la regeneración de los bosques secos de Margarita, ayudando a mantener la cubierta vegetal y a combatir la desertificación.
- Eslabón en la Cadena de la Vida: Su presencia indica un ecosistema saludable. Donde hay cotorras, hay árboles frutales, lo que a su vez sustenta a insectos, otras aves y pequeños mamíferos. Su declive habría significado un colapso en cascada para otras especies.
El Programa de Conservación: Una Estrategia Integral
El éxito de Provita no fue casualidad, sino el resultado de un programa científico y comunitario integral que atacó las amenazas desde múltiples frentes. Las principales causas de su declive eran:
- Tráfico Ilegal: Su belleza la hacía un blanco para el comercio ilegal de mascotas.
- Pérdida de Hábitat: La expansión urbana y turística destruía sus zonas de anidación y alimentación.
- Competencia por Nidos: Especies invasoras como las abejas africanizadas y los guácharos ocupaban sus cavidades para anidar.
Las acciones clave del programa incluyeron:
- Instalación y Protección de Nidos Artificiales: Provita colocó cajas-nido seguras en árboles, proporcionando un sustituto a los sitios naturales perdidos y protegiéndolos de depredadores y competidores.
- Manejo Reproductivo: Monitorearon cada nido, anillando a los pichones para su seguimiento y asegurando que las crías tuvieran las mejores condiciones para sobrevivir.
- Educación y Participación Comunitaria: Uno de los pilares más importantes. Se trabajó codo a codo con las comunidades locales, especialmente con niños y jóvenes, para convertir a los vecinos en guardianes de la cotorra. Programas como el «Proyecto Coterrá» crearon un sentido de orgullo y pertenencia, disuadiendo el robo de pichones.
Especies en Venezuela
El caso de la Cotorra Margariteña es un ejemplo brillante, pero es la excepción, no la regla. Venezuela, siendo uno de los países megadiversos del mundo, alberga una asombrosa variedad de fauna, muchas de ellas en peligro debido a las mismas amenazas: tráfico ilegal, destrucción de hábitat y cacería furtiva.
La reclasificación de «En Peligro» a «Casi Amenazada» es un logro inmenso, pero no significa que la batalla esté ganada. Significa que la tendencia es positiva y que debemos redoblar los esfuerzos.
¿Qué Podemos Hacer para Ayudar?
Como ciudadanos y amantes de los animales, tenemos un papel fundamental:
- No Comprar Fauna Silvestre: Rechazar el tráfico ilegal es la acción más directa. Un animal silvestre no es una mascota.
- Denunciar: Si somos testigos de la venta o tenencia ilegal de especies protegidas, debemos denunciarlo ante las autoridades.
- Apoyar a las Organizaciones: El trabajo de asociaciones como Provita depende de donaciones y voluntarios. Podemos apoyarlas económicamente o difundiendo su labor.
- Educar y Concientizar: Comparte historias como esta. Habla con tu familia y amigos sobre la importancia de conservar nuestra biodiversidad única.
La recuperación de la Cotorra Margariteña nos demuestra que la conservación sí funciona. Es un testimonio de que con ciencia, perseverancia y, sobre todo, con la unión de una comunidad comprometida, podemos revertir el camino hacia la extinción. En APROA, celebramos este éxito y renovamos nuestro compromiso de trabajar por un Venezuela donde todas las especies, grandes y pequeñas, puedan vivir en libertad y seguridad.
